Reconducir la actitud de este
tipo de adolescentes resulta una actividad muy constante y enrevesada que hay
que trabajar día a día. Lo más complicado: elegir la medida perfecta que a cada
alumno le provoque personalmente la actitud de querer cambiar. No vale con
obligar y repetir verbalmente una y otra vez las malas conductas, sino ser
capaces de hacerles ver cuál es el comportamiento adecuado para cada momento.
Estas son las diversas
situaciones y medidas correspondientes, que junto a mi grupo de trabajo, hemos
ideado. Siempre observando la situación desde un punto de vista global y
objetivo, sin determinar exactamente el tipo de persona al que va dirigido. No
es lo mismo trabajar con un perfil de alumno o con otro pero de manera habitual
la correspondencia sería la siguiente:
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